lunes, 10 de diciembre de 2007

Trozito de Mar (dedicado)

Fuego, saltan las chispas encendidas de tu mirada
que entre burbujeantes saltos de agua salada
bulle desde el interior del mar, salvaje, indomable
hermosa y bella, una gracia divina que le fue concedida...
Y en la noche eterna de los tiempos
el mar danzó para ella mientras la envolvía
con sus brazos de fuertes olas
y las estrellas surcaron los cielos
para descender a su encuentro
vistiendola con destellos de su mirada
y la luna la bañó con una sonrisa de plata
Y fue entonces, que el sol acudiendo
a la llamada de su presencia
le otorgó el calor de su existencia
que late furioso en su interior
en busca de la danza eterna
la musica que es coro
pues su voz es melodia...
Ella, ella jamas le dieron nombre
pq ella no lo tiene, ni puede darsele
pues ella, eres tú, trozito de mar.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Ida y Vuelta

Bueeeeeeeeeenasssssss


Pues aquí estamos de nuevo de vuelta de un viajecillo a Graná.., ah que tierra,que cerveza, que vino, qué mujer..mmmmm

Y al volver ya tengo por fin la camisa y el colgante que me faltaban...estoy contento con la camisa, pero el colgante...es una pequeña decepción. En fin, ya le dará uso, y finalmente tengo mi conjunto gothic aristocratic completo. Ahora, a lucirlo...jias jias jias


Hida, El Caminante

sábado, 1 de diciembre de 2007

Lagrima derramada

Siente el viento, escuchalo, ¿no lo oyes?
es el lamento de miles de susurros
que recorren el mundo por encontrarte
es el sueño del pensamiento constante
que bulle ansioso por acariciarte.
Siente el viajar de la brisa que trae la risa
de los afortunados en conocerte...

jueves, 29 de noviembre de 2007

domingo, 25 de noviembre de 2007

Canto del Alba

Arde corazón y no temas, pues es el amor que llega el que
asoma por la puerta, late, pues quiero sentir el calor de mis venas
recorriendo mi cuerpo que helado está al contemplar lo más bello que
hay en esta creación, si..ella, que promesas son eternas en sus labios,
sus ojos amaneceres imposibles y su sonrisa noches de sueños. Dejame
un segundo más, corazón, que pueda sentir lo hermoso de su cercania..

Canto de la Mañana

Flor de primavera, luce tus pétalos soñados mientras el
brillo de las gotas de rocio recorren tu suave piel, arde tu sonrisa, cual
amanecer carmesí que hace brotar suspiros en quienes te contemplan,
cubriendo de noches eternas de miradas encendidas tus ojos, luceros de
estrellas

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Viajes

Hola de nuevo


Aquí el menda sigue con sus idas y venidas, este finde..a granada. Y de mientras estoy mirando de ver la tierra de los ingleses.., la parte sur, que no es precisamente que me fascine pero hay un par de cosas que me interesan.Y sin más rodeos, estoy mirando y remirando y es caro de piiiiiii, y estando al lado, cuer...


A ver si consigo algo más decente...pq si no, ni modos...



Hida, El Caminante

lunes, 19 de noviembre de 2007

Canción del Pasado VII

Dedicaron tiempo a dar los correspondientes ritos a los fallecidos y continuar su trayecto. No hubo más incidentes durante el viaje y finalmente llegaron a Nuln. Se separó, con abrazos y promesas de cerveza, de sus compañeros y buscó la dirección. Tras muchas vueltas la halló finalmente, el lugar era una mansión bien cuidada de aspecto adinerado. Llamó y preguntó por su padre, le hicieron pasar con rostros serios, conduciéndole hasta una habitación lujosa. Allí, tendido en una cama, se hallaba demacrado y pálido el cuerpo yaciente de su progenitor. Respiraba lentamente y con dificultad, el doctor, un humano negó con la cabeza al verle. Apretando los dientes se acercó junto a su padre. Este abrió ligeramente los ojos, como sintiéndole y le aferró con fuerza la mano. Los dejaron a solas y entonces, su padre, le habló con premura.


Kurvar-“Hijo mío, estoy orgulloso de ti, me fui de nuestro hogar en busca de una reliquia perdida. He dedicado muchos esfuerzos y tiempo en ello, pero sufrí un asalto en una casa abandonada a las afueras, unos humanos con túnicas negras, no pudieron arrebatarme el pergamino. Apenas me quedan fuerzas, júrame que seguirás lo que yo empecé y prométeme, jura solemnemente que no descansarás hasta haberlo conseguido”


Sabiendo que aquella era la última voluntad de mi padre y que estaba en juego una reliquia perdida de nuestro pueblo, grave como correspondía a la situación y con el corazón y el alma puestos, juré dedicarme y me comprometí por entero a aquella empresa. Sólo la muerte me apartaría de esa noble meta. Como si aquello fuera la única razón para haber permanecido con vida, le hizo entrega del pergamino y con esa misma sonrisa que le vio de pequeño, cuando mató a aquél escuchimizado goblin abandonó este mundo para reunirse a nuestros ancestros. Guardé el pergamino y asistí a su funeral, no fueron pocos los que asistieron y bebí cerveza a su salud. Luego viajé de vuelta para pedir audiencia al rey, allí, en el salón del trono, expuse mis motivos, mi juramento y razones. Debido a ello, y a que estaba en juego una reliquia se me concedió permiso para entregarme a aquella tarea. Juré que si hallaba la reliquia volvería para entregarla a sus manos y tras despedirme debidamente comencé aquella titánica tarea que había cargado sobre mis hombros…





(Continuará...)

viernes, 16 de noviembre de 2007

Canción del Pasado VI

Ayudó a transportar a los heridos a las salas superiores para ser atendidos. Un guardia le hizo un gesto para que se acercase y en un lugar aparte le hizo entrega de un pergamino. Lo leyó para enterarse de que su padre estaba en apuros, le necesitaba por una razón inexplicable. Se hallaba en la ciudad humana de Nuln. Ceñudo pidió una audiencia y expuso su caso, pidiendo permiso para ausentarse. Afortunadamente había una caravana prevista para ir en esa dirección. Había vendido un cargamento variado a la ciudad y estaban formando la escolta, como el viaje, en parte se iba a realizar por pasajes subterráneos le concedieron el permiso y le adjudicaron en la escolta.


Inició el viaje junto a los otros, en la caravana. Se había despedido de su madre, su tío y amigos, no sabía cuanto tiempo estaría fuera. Sin duda le acecharían muchos peligros, pasando el viaje preguntando y escuchando sobre todo, de la boca de viajeros más experimentados que él, del mundo exterior. Asombrado asimiló muchas cosas y las memorizó pues sabía que todo eso le sería de gran ayuda luego. Con mucho cuidado atravesaron los túneles y pasajes, habían conseguido evitar a la mayoría de enemigos y bestias acechantes. Aún así, no se confiaban, pues restaba otra parte todavía más peligrosa y expuesta. En el exterior, tomaron el antiguo camino enano, vigilantes y pendientes, tras un recodo, en una hondonada, se estaba librando un desesperado combate. Acechados por gran número de pielesverdes un pequeño destacamento enano libraba una feroz batalla. Decididos, una parte de la guardia se quedó con el cargamento y la otra avanzó lanzando desafíos hacía la multitud de pieles verdes, el enfrentamiento fue cruento, las armas relucían y entrechocaban alrededor. Su armadura evitó, la mayor de las veces, que nada le traspasase en las ocasiones que, debido al gran número, superaban su guardia. Entonces vio a Freid, que se debatía furiosamente contra un gran orco, apenas guarnecido con armadura, parte de ésta destrozada y herido, no ofrecía demasiada resistencia. Abriéndose paso a martillazos, Kurgnor llegó hasta su amigo, en ese momento vio cómo recibía Freid un hachazo profundo en el costado, cargó lanzando un grito de guerra, el orco se giró de inmediato, intercambiaron golpes, era fuerte y veterano de varios encuentros el orco, a decir, por sus cicatrices. Le dolían los hombros de los fuertes golpes que paraba, una de las veces dio un salto a un lado para dejar pasar un mandoble del orco y descargar su martillo con furia en la pierna destrozándola, para, a continuación, con el mango, golpearle duramente la mandíbula y finalmente destrozar su cabeza de un martillazo final.

La refriega estaba acabada y los enanos habían conseguido hacer huir a los pocos pielesverde que restaban. Se acercó presuroso a Freid y este, malherido le hizo entrega de un pergamino con mano temblorosa y su barba y labios manchados de sangre. Con una sonrisa le dedicó sus últimas palabras.


Freid-“Tu padre medió esto para ti, gracias por vengarme, amigo”


Su mano cayó lacia e inerte al suelo mientras sus ojos se cerraban para siempre. Aferrando con fuerza su mano lanzó una plegaria por su alma a los dioses, había sido valiente y enfrentado a su final con entereza. Leyó la carta y se quedó helado, en ella le decían que su padre estaba grave, algo le había ocurrido y se hallaba herido seriamente. Había una dirección anotada junto a aquellas noticias.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Canción del Pasado V

Recordaba cuando comenzó en la milicia, patrullando con sus compañeros los túneles, haciendo aburridas y largas guardias, pero como si sintiera que le estaba observando su padre, que a veces, ignorándolo, era cierto, se mantenía alerta y despierto, luchando contra el hambre, la sed y el sueño con todas sus fuerzas. Recordó su primer enfrentamiento y cómo su padre había olvidado su pequeña escapada e incursión a una parte algo abandonada de los túneles. Había ido con dos amigos, Freid y Gurson, en busca de un extraño símbolo, aunque en realidad era para demostrar quién era más valiente llegando más lejos. Ambos se marcharon varios metros antes, mientras Kurgnor se mantenía firme y resuelto aunque por dentro la inquietud le corroyese. Casi se queda blanco para toda su vida, pelo incluido, del susto que le dio un minero al encontrarle. Meneó la cabeza reprobador y cuando le iba a llevar de vuelta vio una figura esquiva y achaparrada que se movía de forma sospechosa, con un impulso se lanzó y cuando estuvo cerca se sorprendió que era un goblin, furioso, hirviéndole la sangre por las numerosas historias que había escuchado le golpeó repetidamente hasta no dejar rastro de vida de su escuálido cuerpo, así también obtuvo su primera cicatriz pues el goblin portaba una daga y le había hecho un corte en la caída. Cuando el minero se lo contó al padre, éste, le miró con unos ojos que hasta que no se hizo mayor no supo entender, tal recuerdo le hacía sonreír.


Ese arrojo se mantuvo en los siguientes años, sobre todo en la milicia, pero siempre con cabeza. Además de su amistad creciente con los mineros, a los que gustaba escuchar y compartir el delicioso sabor de la cerveza en la boca junto a una buena historia hizo que finalmente le admitieran entre las filas de los rompehierros. Su dedicación fue absoluta, alejando las travesuras de antaño junto a algunas correrías de joven. Sus amigos salieron un día de expedición, se despidieron cantando entre jarras de cerveza.


Penetró entonces en el oscuro mundo de los túneles solitarios, ayudándose en todas las historias que le habían contado para mantease en su sitio, pertrechado hasta el más mínimo milímetro de su cuerpo con buen gromril forjado. Su fiel martillo, su tío se lo regaló ceremoniosamente cuando ingresó en los rompehierros. Había dedicado largos años de cuidadosa espera guardándolo para ese día, pues no tenía hijos. Ni siquiera sabía ni le importaba si era mágico, era de su tío y lo guardaría y cuidaría en extremo, dándole un merecido uso. Ese uso fue contra los goblins y skavens exploradores que recorrían los túneles.


Uno de los días salió junto a otros rompehierros y unos mineros a reparar una sección de túnel. Alertas y precavidos marcharon por la oscuridad, iluminados apenas y casi sin necesidad por las velas de los cascos de los mineros. El túnel era una sección que era muy inestable y dada a los derrumbes, pero cerca había un corredor que se quería reabrir, despejado de enemigos ya, para su uso en las comunicaciones de la ciudad. Montaba guardia en su puesto, alerta y con su martillo, Rompealmas, como la mayoría de veces el tiempo transcurría mientras los mineros hacía su peculiar trabajo, en los que, de vez en cuando, saciaban su sed bebiendo de sus cantimploras con cerveza. Sintió un pequeño temblor, eso le inquietó y miró alrededor para hacerles un gesto a los mineros, estos no le dieron importancia y continuaron. Poco después una fuerte sacudida hizo desplomarse parte de la sección, entre alaridos y maldiciones atrapando a varios mineros. Corrió rápidamente para ayudar en el desescombro, echando de vez en cuando algunas miradas para evitar ser sorprendidos en el peor de los momentos.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Canción del Pasado IV

La sección de piedra se cerró y con ella les separó de los skaven, inspeccionó el lugar y vió una sala ancestral protegida por runas y símbolos arcanos. El sacerdote rúnico estaba maravillado y no paraba de moverse de un lugar a otro sin cesar. Encendieron pequeñas luces y fuegos para ver mejor. Aquél lugar irradiaba respeto, solemnidad y antigüedad. La sala era muy amplia, de unos treinta metros por cincuenta y el techo se perdía en la oscuridad de las alturas, de pulidas losas perfectamente encajadas, de grandiosas columnas de un gran grosor, talladas minuciosamente. Algunas estatuas de los dioses, Grungni, Grimnir y Valaya y algunos héroes custodiaban y presidían el lugar. En la cabecera de la sala, una amplia plataforma se elevaba sobre el suelo, a la que se accedía por medio de una larga escalera. Un altar de piedra tallada con runas y símbolos sagrados enanos coronaba la plataforma, allí, tenuemente iluminado reposaba un gran libro. Habían hallado algunas reliquias perdidas y ese tomo era sin duda de un valor incalculable. Aparte, había varios pergaminos cerca del tomo. Investigaron todo y tomaron la resuelta decisión de que todo aquello debía de llevarse a la seguridad de los muros de Khufbar.


Tras asegurarse de que los combates habían terminado, encontraron un acceso lateral y con sumo cuidado inspeccionaron la sala en la que se había batallado. Al parecer la presencia de los enanos había atraído más atención de lo esperado pues un grupo de orkos se había acercado hasta el lugar y encontrado con los skavens desarrollando el posterior enfrentamiento en otro lugar, desde dónde se podía aún escuchar los ecos de su proceso. Aprovechando tal situación, recogieron a los caídos y los llevaron a la sala recién descubierta, una vez hecho y con las reliquias y documentos encontrados marcharon de nuevo de regreso.

Una vez de vuelta, la alegría y la pena fueron a pares iguales, se brindó con grandes cantidades de cerveza y canciones por la heroica muerte del matador y la recuperación de tan valiosos objetos. El sacerdote rúnico se llevó casi todos excepto un pergamino que le entregó a Kurvar por su actuación. Aunque con la promesa de devolverlo, Kurvar asintió y le dio su palabra. Asimismo se compusieron algunas expediciones más para terminar de honrar a los caídos como merecían y extraer todas las reliquias y documentos, al igual que conseguir un nuevo cargamento de gromril.

Una vez en su hogar saludó al jovencito Kurgnor quién se hallaba practicando con ahínco con el martillo. No pudo evitar una nota de orgullo ante la tenacidad y coraje demostrados por su vástago. Ya tenía una barba rojiza decente en su mentón, pronto se convertiría en un enano hecho y derecho con sus obligaciones. No quiso distraerlo y saludó a su esposa, esperando a la hora de la cena para reunirse todos. La velada fue tranquila y veía cómo el carácter gruñón que tenía se iba contagiando en gran medida en su hijo a la par que éste crecía.

Se estaba ensanchando de hombros, su musculatura haciéndose férrea y abultada, su estatura era buena, ligeramente superior a la media y su mirada dura, crítica y decidida. Respetaba como buen enano profundamente a los ancestros y a sus mayores. En un par de años tendría la edad suficiente para ingresar en el ejército. Su esposa no decía nada al respecto mientras callaba y observaba, quizás juzgando mucho más duramente que él mismo.
Fueron pasando los días, en los que se puso a leer el extenso documento que había conseguido. El interés fue creciendo cada vez más, a medida que transcurría el tiempo. Éste hablaba de varias reliquias de un par de héroes perdidas hacía milenios, grandes objetos de poder desaparecidos en el las prefundidas de algún lugar ignoto. Y narraba las hazañas de estos, embelesado y completamente atrapado por lo que aquél pergamino contaba. Algo ajado y totalmente amarillento, daba signos de su antigüedad, mientras sus runas grabadas eran de un estilo y calidad maravillosas.

Los años pasaban y Kurgnor crecía para convertirse en un enano hecho y derecho, su barba era ya más que aceptable. Ingresó en el ejército un día corriente y comenzó su duro entrenamiento, pero su padre, Kurvar, no se hallaba presente para verlo. Hacía una semana que se había marchado sin decir a dónde, envuelto en misterios. Aunque algo preocupado, después de varios años viéndole así no le dio excesiva importancia al asunto.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Canción del Pasado III

Se pararon por enésima vez para comprobar uno de los túneles en medio de un cruce, uno de los mineros se chupó el dedo y lo alzó en el aire, asintió gravemente y les indicó que continuaran por el túnel de la izquierda. Éste descendía de una forma más inclinada para hacer un descenso escalonado por amplios descansillos. Uno de ellos estaba abierto a una sala desde la que partían raíles hacía otros túneles, una vagoneta abandonada se hallaba tumbada en medio de lo que había sido un combate entre skavens y goblins. Aquello era reciente y puso en alerta a los componentes de la expedición. Avanzaron por la sala despacio, la entrada a las vetas no se hallaba muy lejos y no querían atraer atenciones indeseadas. Sus pisadas apenas resonaron en las paredes de la sala, dónde la humedad apenas reinaba y el áspero polvo que cubría gran parte del suelo y objetos tirados, ahora removido parcialmente por la reyerta flotaba suspendido en el cargado aire del ambiente.

Entonces, cuando estaban enfilando el túnel final un estruendo resonó y una sección de la pared se derrumbó mostrando a unos escavadores skaven, quienes sorprendidos comenzaron a lanzar chillidos y el aire se llenaba de un olor almizclado dulzón. Los enanos, tomaron posiciones y vieron cómo del interior del nuevo túnel aparecían tres terribles ratas-ogro que se lanzaron frenéticas al ver a los enanos, el matador, de inmediato se lanzó a la refriega, cercenando una pata descomunal llena de afiladas garras tan largas como cuchillos. Esquivó la siguiente acometida dando un pequeño salto hacía atrás y rodando hacía su derecha hendió el flanco de la bestia para esparcir su viscosa sangre negra y sus humeantes entrañas por el piso del lugar. Mientras del interior comenzaban a salir sin parar una horda de skavens peludos y malolientes con sus chillidos molestos, armados y cargando con sus fauces babeantes abiertas en las que mostraban sus dientes amarillentos. Los enanos les recibieron con disciplina, orden y buen acero frío. Pronto se vieron rodeados por completo y presionados por un creciente número de adversarios. El matador se hallaba rodeado de cadáveres y hostigado sin cesar por la última rata-ogro y varios guerreros alimaña, separado del resto por una ingente cantidad de skavens. Kurvar vio cómo Svarg era acuchillado por varios skavens que le saltaron encima, derribado por el simple peso de la superioridad numérica pero sin cesar de hendir su hacha en los cuerpos de sus enemigos. Su mirada se cruzó con la de Kurvar y unas palabras mudas se intercambiaron en aquella mirada, Kurvar sabía lo que tenía que hacer. Con un feroz grito y desafío, reunió a los enanos en torno suya mientras el ingeniero hacía estallar un par de sus bombas despejando el camino temporalmente. Avanzaron como un bloque y se dirigieron a una sección desconocida de la sala, por un túnel abandonado hacía muchísimos años.

Combatiendo sin cesar, uno de los skavens lanzó una perniciosa esfera verdosa que estalló y envolvió al ingeniero en su mortífero contenido haciéndole caer al suelo en medio de convulsiones y un creciente charco de sángrelos gritos y gemidos de agonía y muerte reinaban en la sala, las armas relucían empapadas de sangre. Muchos juramentos se lanzaron y una carga de los skavens se vio destrozada por la repentina explosión de una bomba que el fallecido ingeniero había preparado para lanzar antes de morir. Eso les dio el tiempo justo para manipular un panel oculto y traspasarlo en medio de una espesa cortina de humo y piedras volando, el olor a pelo y carne quemado. Lo último que vio Kurvar fue al matador sucumbiendo tras matar a la última rata-ogro y muchos enemigos más, mientras era traspasado por una docena o más de cimitarras, que sin duda hubieran superado y matado a todos los de la expedición si no hubiera estado allí presente el matador. Kurvar juró llevar el testigo de su heroica muerte a las salas de Khufbar.

martes, 6 de noviembre de 2007

Canción del Pasado II

Mientras recorrían el camino pedregoso que llevaba hasta la entrada, observaban con pesar y lanzaban maldiciones y juramentos, pues allí y allá se veían signo de la corrupción y la mancillación de los impíos y despreciables seres a las ancestrales obras de los enanos, hechas con pericia y mano firme. A medida que se acercaban, la sangre se encendía y sus armas comenzaban a tener sed de sangre enemiga. Pero en sus mentes estaba claro cuál era su deber, aunque sin duda sus enemigos les acecharían en los túneles y podrían dar rienda suelta a su justa cólera.

Entraron por un acceso secreto lateral, mientras Svarg puñopetreo operaba el mecanismo, el resto se congregó alrededor, inquietos y recelosos, mientras una suave brisa removía la escasa hierba de los alrededores y el tintineo de huesos de los colgantes abandonados resonaban por los rincones. A lo lejos comenzaron a encenderse varias fogatas entre las colinas de los alrededores y el rítmico sonido de tambores resonaba en el lugar. Rápidamente colocaron sus manos en sus armas, preparados para cualquier contingencia, entonces el ruido sordo del deslizar de piedra contra piedra les calmó ligeramente. Entraron en un disciplinado orden al interior para, al poco tiempo, cerrarse la puerta secreta detrás de ellos.

La milenaria luz de las joyas incrustadas en los laterales del pasillo reverberaron en la oscuridad dándole todo un ligero matiz verdoso al que todos los presentes se hallaban acostumbrados. A una señal de Svarg comenzaron a moverse por los tallados pasajes de piedra. Mirando a todos lados, alertas, el cuerpo en tensión y la respiración retenida para que el ruido y la presencia de la expedición pasase lo más desapercibida posible. Avanzaban un par de mineros, investigando y comprobando que el camino estuviera libre para, a continuación hacer señales al resto para que avanzase. A pesar de ello hubo tiempo para admirar las amplías salas talladas en la roca viva de la montaña y moldeadas por manos expertas y artesanas. Los rostros estaban ceñudos al pensar en las manos en las que estaba aquél lugar y las tallas desfiguradas que había en el lugar.

Teniendo aquello en mente, escudriñaron la oscuridad mientras seguían descendiendo por cámaras y túneles bien conocidos. Dejando cada vez más lejos, internándose en lo profundo de la tierra, llegaron a una bifurcación en la que uno de los pasajes estaba obstruido. Mesándose la tupida barba, Hirnur Picofuerte estudió el lugar y con voz ronca y pétrea anunció que aquello era provocado. Un sentimiento de consternación y de rabia recorrió al grupo entero. Tendrían que arriesgarse por el otro túnel y afrontar los peligros que acechaban en aquél inhóspito lugar. Con la convicción y firmezas propias de cualquier enano que se precie de serlo comenzaron a recorrer el angosto pasillo que descendía suavemente en la oscuridad. Algunas de las gemas estaban rotas y otras habían desaparecido, dejando algunas zonas en tinieblas constantes. No siendo eso un impedimento para que tuvieran que disminuir la marcha, las armas se hallaban desnudas y listas para ser empuñadas, pues a partir de aquél momento entraban en la zona que ocupaba un clan de goblins.

Aquél túnel se bifurcaba más y obligaba a dar un pequeño rodeo antes de encarar directamente el túnel que daba acceso a una de las vetas de rico mineral. Buscaban una sección de varios túneles, estaban algo ocultos por varios derrumbes controlados, pasajes secretos y runas. En aquél lugar había rico mineral de hierro y de gromril, aparte de una floreciente veta de oro por terminar de encontrar y empezar a explotar. El lugar era nuevo relativamente hablando, pero dada su riqueza había sido ocultado y mantenido con el mayor de los celos

domingo, 4 de noviembre de 2007

Canción del Pasado I

Kurgnor Kurvargsson, EscudoFiel


La expedición había salido de Zhufbar en dirección a las minas de Karak-Varn. Lo componían un buen número de mineros, un sacerdote rúnico, un ingeniero, un matador y una escolta de guerreros de clan. Ninguno de ellos era un barbacorta, todos bien expertos y veteranos en sus respectivos gremios y quehaceres, al lugar al que iban no era para jóvenes inexpertos, muy dados a la jovialidad y el entusiasmo desmedido.

Cargados con todo los aparejos y provisiones habían salido de la fortaleza enana antes del anochecer y caminaban atentos y alertas en la noche con la única guía de sus afinados sentidos y si ninguna luz encendida. Malolientes orcos y sucios Skavens moraban y acechaban en cada rincón por lo que cualquier precaución era poca, aunque no existía el miedo en ninguno de los corazones de los enanos componentes de aquella expedición.

La noche era oscura pues ninguna de las dos lunas mostraba apenas luz que arrojar en medio de la noche. La tenue luz de las titilantes estrellas dejaba algo de luminosidad y ayudaba a que el cielo estaba despejado de nubes. Abajo, en la tierra que resonaba tenuemente por el pisar de las botas reforzadas de metal de los enanos, la comitiva continuaba su implacable y decidido avance. Karak-Varn se hallaba a un día de camino de la fortaleza de Zhufbar, pero aún así no era una travesía fácil ni exenta de peligros.


La noche había transcurrido sin incidentes, mientras en las colinas y vegetación cercana se escucha el trajín nocturno de las bestias y moradores oscuros de aquellos lugares en medio de su particular cacería. Esta vez se habían entretenido entre ellos, dejando libre el paso a los enanos. Mientras la tibia luz del sol aparecía por el horizonte, bañando de un rojo carmesí con un naranja fuego las cimas de las montañas que dejaban atrás, la silueta de las ruinas de Karak-Varn.

Sueños

viernes, 12 de octubre de 2007

De estreno

Bueno, me ha dado el punto...jhajaja, tenía para hacerlo y lo hice..sin resistirme y además aprovechando una ofertilla buena. Me he pillado la Xbox360.

Venía con un pack que era la consola con un mando y su disco duro, el juego halo3, otro mando inalambrico y el juego gears of war.Todo por 389 leros..si ya se,no es barato jajaja


En fin, no me ha dado los problemas de luces rojas así que tendré tiempo para disfrutarrrrr jajaja.



Hida, El Caminante

jueves, 4 de octubre de 2007

Felicidad

Bueno a Fomori FELICIDADES TRONNNNN jejjeje, vamos parejos, jaja y espero que dure muuuucho, tanto como espero que me dure a mí. Así que feliz mini aniversario de dos meses jajaja.


Es curioso, pero bueno, van entrelazandose muchas cosas. Espero que esa escapadita sea buena, al igual que la mía, jaja. Hasta para eso , sin organizarnos, jajaja, lo planeamos y no sale..jajaja. El siguiente finde nos vamos de copeos a saco..ueee


Hida, El Caminante.

martes, 2 de octubre de 2007

Caxondeo

Buenas, pos este finde tengo planeado irme a granada, a pasarlo de escándalo. Sí, ya sé que algunos no me ven el pelo. Pero por ciertas circunstancias es cuando puede mi actual pareja (espero que definitiva, jeje).


La peli de guardianes del día es rara, extraña, y entretiene lo justo, pero raya un montón. Mejor verla, si alguien tiene ganas, en casa. La ví en la sala del cine con dos personas más..jajaja


Bueno, se nota el otoño, jaja ha llegado con ganas de lluvia, y en el sur..jajaj, extraña cosa. En fin, habrá que aguantar y alegrarse..jajajaj, yo quiero una partidilla en mesa con unos ganchitos y cubata...



Hida, El Caminante

jueves, 23 de agosto de 2007

Una nueva luz

Bueno, he de anunciar qué...

Ya ha nacido mi sobrinitaaa, la primera, jeje. Muy guapa, rubia y con los ojos azules, por lo pronto. Ha pesado 2,5kg y está bien, muy despierta. Una vida más que entra en el sendero que camino, una preciosa luz que abre los ojos a este mundo. Una sonrisa más en el firmamento. Africa es su nombre..., no todo es perfecto.


Hida, El Caminante

domingo, 12 de agosto de 2007

Cruce de Caminos

Buenooooooooo, las cosas de la vida que se lían en un momento y a veces ni se dá uno cuenta, que casi parece esto una epidemia.

Que el lio es que mi mejor amigo está liado con la mejor amiga de su hermana. Y mi otro amigo está liado con la hermana de mi mejor amigo tb amigos del alma. Ahí está el argumento para una telenovela o a saber, pero real como la vida misma. Y ahora se respira felicidad, tensiones y el suelo resbala...jajajaj


Momento en el que las envídias y rencores florecen, surgen personas que no se atrevieron a dar el paso. Pues ale, lecciones que aprender. En fin, yo contentísimo de mi pareja y la felicidad de mis amigos.


Hida, El Caminante

jueves, 9 de agosto de 2007

Firmamento

Viento que ma traes canto de sirenas
susurrame la canción de las estrellas
que allí, lejos, en la alta lejanía,
reluce solitaria la mayor de las joyas

martes, 7 de agosto de 2007

Un nuevo comienzo

Bueno, he estado en las jornadas friki de granada, llamadas ERA. Me lo he pasado genial, se han estropeado algunos planes para después pero bueno, es admisible. He hecho un montón de cosas, he conocido gente nueva muy agradable, reencontrado con amigos, hecho fotos y a alguien especial. Besos para tí cielo...


Hida, El Caminante.

martes, 17 de julio de 2007

Ver

Calla tus labios dulces que en sonrisas
me pierdes al contemplarte cada amanecer
en los que siento desbordar mi corazón.
Hablame con esos ojos de ilusión
que brillan en el cielo relucientes
cada noche para mí y velan mis sueños.
Pura ilusión que vestida de poesía
me envuelves en tus brazos de dulzura
y no dejo ni cada noche y cada día
que pasen sin mirarte y sonreirte
Qué mayor tesoro, que mayor ilusión.
Ni el tiempo ni la lejanía harán olvidarte,
porque grabado en mi esencia estás.
Siente mi latir, siente mi sonrisa
que nuestras conversaciones de silencio
jamás necesitaron de palabras para decirte
lo que dentro de mí guardo y siento.

Flores en el cielo

No desencantes tu corazón, vive tus sueños
como el primer día que eres flor de inspiración
Siente el fluir de las estrellas en el cielo
que bailan al son de una sonrisa hermosa
que brota con tesón, fuerte y radiante
para mostrarte que noche o día
Cada amanecer, cada atardecer, este poeta
jamás te olvida...

domingo, 15 de julio de 2007

Cumpleaños

Bueno, se vá acercando mi cumpleaños. 28 añitos ya, jeje, ayer lo celebramos previamente ante la imposibilidad de hacerlo el propio día. Aunque es ya costumbre nuestros feliz feliz no cumpleaños jejej. No estuvo mal del todo.


Eso sí la barbacoa de la tarde estuvo genial, jajaja que lote de reir. En fin, veremos que tal hasta la fecha...y a ver qué acontece ese mismo día.


Hida, El Caminante

martes, 3 de julio de 2007

Tiempo para pensar

Pos nada, ya hay coche y eso dá que pensar, jeje. Ya lo han ido probando(como copilotos) los primeros amigos. Todos coinciden, que está chulo. Y aunque me siento raro al volante me siento agusto con mi coche. Alas de libertad..jejeje



Hida, El Caminante

domingo, 1 de julio de 2007

Mitos

Tiempo libre

Bueno, pos según dicen algunos, de vacaciones ando todo el año jaja, en fin. En la semana del 15 al 22 de julio ya no estoy fuera,así que caxondeo..ueeeee. Del 2 al 12 de agosto en granada,más fiestuki, ueeeeeee..., el curro(si currelo, jaja) pues absorbe parte de los dias entre medias...


En fin que será algo dificil localizarme, pero es posible si se quiere...


Hida, El Caminante

Sueño y despertar

Noche que traes sombras de ilusión
caras que el tiempo borra y se van
Pasado que se convierte en presente
y en el viento susurros de risas.
Extraños que llegan y saludas como
colegas de siempre.
Alcohol que recorre rios en tus venas
pensamientos que fluyen y convergen
en largas noches atrás dejadas.
¿Qué cambió?, ¿Dónde me perdí?
Senderos que cada uno toma y se alejan,
torcidas vidas que el mar del destino
altera cada amanecer y en cada noche
me pregunto, ¿dónde estaré?.
No me respondes, silencio escucho
en mi mudos pensamientos mientras miro
y miro sin cesar, silencioso testigo
del tiempo que no deja de pasar.
Allá a lo lejos quedará esas palabras
que jamás recordadas pues perdidas
en la noche que la luna vió,
formaron lazos que nadie buscó.
Sigue el sendero, sigue el camino
que el tiempo dicta, que la luna ilumina.
Y en cada paso una huella que se borra
un recuerdo que se olvida.
¿Quién llamará a mi puerta?
¿Quién me sonreirá cuando sonría?

Cantico

Largas hileras de Kazdalim, pertrechados con los mejores aceros surgidos de las fraguas. Bruñido acero que brillaba al sol, destelleando mientras el tronar de miles de botas hacía retumbar a la misma tierra que pisaban. Graves y atronadoras voces cantaban alabanzas a la gloria de los antiguos y los ancestros. Himnos de batalla que predecían al verdadero conflicto que tendría lugar.

Las defensas se organizaron, las maquinas se terminaron de ajustar. A lo lejos se fue formando el ejercito enemigo. Dentro de las defensas, el mismo Alto rey contemplaba impasible la escena, a su lado Kurdrim, su hijo y heredero con su armadura de guerra, ambos grandes luchadores y líderes. Los fornidos y acorazados guerreros que los acompañaban estaban sus pechos henchidos de orgullo ante el honor de luchar a su lado hasta la muerte.

A lo lejos negras nubes se formaban, llamas se alzaban al cielo, terribles y antinaturales. La oscura presencia del Caos se hacía notar, rugidos infernales llenaban el aire y una horrible pestilencia que emanaba de aquellas filas impregnaba el aire.

Lentamente las dos lineas de batalla se dibujaron, las tropas inquietas y furiosas, los odios enfrentados. La tensa calma que anunciaba un conflicto de grandes proporciones. Todos esperaban al inicio de las hostilidades. Una señal, un movimiento y todo se desataría en una vorágine de absoluta destrucción y masacre.

Tratom fue designado y colocado junto a una compañía de matadores, las instrucciones precisas. Los objetivos claros en cada una de las mentes de los presentes, no habría cuartel, no habría piedad ni descanso. La muerte era lo único que esperaba allí, ansiosa por llevarse a sus primeras victimas, se veía su mirada en el reflejo de los filos de las armas.

Un cuerno resonó, luego otro, varios chasquidos y a continuación un resonar abrumador, un fortísimo estallido, grandes esferas incandescentes comenzaron a surcar los aires, la respuesta no se hizo esperar. La artillería de uno y otro bando comenzó a funcionar, disparando continuadamente, los primeros destrozos y bajas se producían en cada bando, pero nada de eso desalentaba ni a unos ni a otros, al contrario, los instaba cada vez más al enfrentamiento directo.



Y entonces, el lider de aquellos impíos caballeros, el señor de las tropas del caos allí presentes se mostró, desafiante. Como si aquello era lo esperado, las enormes y mazizas puertas de la fortaleza se abrieron. El Alto Rey en persona salía al combate, al mando de un gran destacamento se fue posicionando y avanzando cubierto por las repetidas descargas de la artillería y diferentes piezas, arcabuces y demás armas de fuego. Los girocopteros comenzaron a surcar los aires para hacer frente a diferentes amenazas aéreas.

Con un rugido ensordecedor los matadores entraron en escena, avanzando como una marea desoladora que sólo dejaba muerte y aniquilación a su paso. Mientras estos hacían añicos , por el momento, a toda amenaza que se ponía a su paso el bloque del Rey marchaba firme y directo hacía el lider enemigo. Cuando apenas quedaban unos metros, el Alto Rey se destacó y alzando su voz y su martillo desafió al general adversario. Éste se rió y rehusó el enfrentamiento directo respondiendo con una serie de descargas de rayos mágicos por los magos que le acompañaban, marchándose atrás en sus filas hasta dónde se hallaban los pesados y temidos cañones del caos manipulados por los odiados en extremo enanos del caos.

Era el momento, era la oportunidad, mientras el bloque del Rey cargaba ferozmente contra las abandonadas,por su general, filas del caos los matadores maniobraban para flanquear. Pero varias hordas de hombres bestia se unieron a la contienda, amenazando con superar a los defensores. Entonces varias trompetas resonaron e imperiales y bretonnianos acudían al lugar de la batalla respondiendo a sus juramentos. Pero como si aquello hubiera sido previsto fueron cercados por Skaven, entre artimañas sucias y descarga de piedra bruja.

Aquello era un infierno desatado sin un claro vencedor, pero la superioridad numérica estaba muy a favor del caos, sus tropas comenzaban a aplastar y vencer a las defensoras. Pero una luz hendió la oscuridad reinante. El sonido de unas alas membranosas llenó el aire. Se alzaron las miradas, casi se paró la batalla. Un dragón surgió en el aire, en sus lomos una figura brillante. Tyrior en su dragón, acudía y detrás suyo filas y filas de guerreros uniendose a la contienda, con varios magos que apoyaron y neutralizaban las dotes de los hechiceros del Caos.

La batalla restallaba por doquier, el campo se llenaba de muertos y caídos,de agonizantes y lamentos. Pero distaba mucho aquella batalla, aquél enfrentamiento de terminar.

miércoles, 30 de mayo de 2007

Eterno Caminar

La noche era estrellada, cuajado el firmamente de brillantes puntos pálidos en el manto nocturno. Un espeso manto que cubría aquellos parajes, solitarios y algo alejados de los caminos, cerca de las montañas del norte. Hacía algo de frío pues ya se acercaba el gélido abrazo del invierno, mostrándo los árboles sus claros mensajes previos a su llegada mostrándo sus ramas cómo brazos desnudos. Los animales estaban quietos en su mayoría en la seguridad de sus madrigueras, ajenos a lo que acontecía unos metros más allá de ellas. Un punto luminoso, en el suelo en vez de en el cielo.Allí una figura ataviada con pesados ropajes, recia armadura y refunfuñando intentaba alejar el frío de sus helados huesos que habían conocido muchos inviernos. Alzó la vista hasta el despejado cielo contemplando con recelo el pálido Ojo de Onnotangu que vigilaba con fiereza todo lo que acontecía debajo suya. Con un escalofrío desvió su mirada hacia un bulto alargado que se movía con regularidad y sacudió la cabeza desalentado. Era su discípulo, recogido no hacía ni un año atrás. Pesarosos recuerdos atravesaron su mente y la tristeza acudió a su rostro que se reflejó apenas unos instantes antes de relegar, pensamientos y tristeza a su interior, tal era ya su costumbre y su entrenamiento. El bulto, el discípulo era una pequeña, una joven que había perdido su hogar en las llamas. Ella se había escapado a jugar a pesar de que se lo habían prohibido, pues unos bandidos habían acechado los alrededores y cometido estragos. A pesar de todo ella quería ver de nuevo ese estanque dónde los cervatillos íban a beber agua en su fresco manantial. La joven se agitó en sueños y el experimentado samurai arrugó el ceño y miró de reojo alerta y preocupado, al volver a tranquilizarse el samurai se relajó y volvió a remover las llamas para avivarlas. -Una noche de recuerdos,amargos recuerdos dignos de pesadillas- cruzó por la mente del samurai. Él era Gekutsu, su apellido lo había dejado atrás para emprender viaje, un viaje de instrospección interior pues esos amargos recuerdos fueron en su día acontecimientos desagradables que le obligaron a tomar aquella decisión.Aquella íba a ser otra mala noche de insomnio. A la mañana siguiente la pequeña estaba sonriente comiendo su ración de arroz hervido con algas moviendo con alegría sus pequeñas piernas y mirando el curtido rostro del samurai que como siempre se hallaba taciturno y sumido en sus pensamientos. Sabía que dentro de no mucho estarían practicando de nuevo los movimientos y aprendiendo lecciones que le resultaban muy duras, pero se había prometido a sí misma que no se rendiría, no, ni lloraría, se lo habia prometido a sus padres en silencio el día después del incendio y en el momento que había conocido a su sensei, poco antes de librarse de una muerte segura a manos de unos desconocidos de aspecto andrajoso.
El entrenamiento continuaba mientras los recuerdos de la pequeña seguían aflorando a la mente de la pequeña Ishiko, nombre que no era el suyo realmente. Se lo había otorgado su ahora sensei después de la tragedia de su hogar.El otro nombre no quería recordarlo, los recuerdos de aquellos terroríficos momentos volvían con más fuerza aún. Un golpe el el hombro la sacó de sus ensoñaciones. Miró al rostro serio de su sensei, un par de veces le había oído hablar y no fueron muy extensas sus palabras. Centró su atención en el bokken y las lecciones de aquél día. La pequeña tenía mucho talento, pero se distraía con demasiada facilidad, eso era lo que pasaba por la mente ,en ese momento, del sensei. Oteaba los alrededores, apenas consciente de la excelente mañana que había ese día. Fuego..., llamaradas rojas como la sangre ardían por doquier en el castillo y sus alrededores, el pequeño poblado situado en las cercanías estaba ya casi consumido. Se había acercado allí por la recomendación de un agradable monje con el que había compartido su comida.Le dijo que aquél lugar era muy hospitalario y agradable. Ya no... Atravesó los restos del poblado en dirección al castillo, pasando al lado de cadaveres de hombres, mujeres, niños...daba igual no habían hecho distinción,...bueno alguna sí, pero para provocar más sufrimiento aún. Algunos de los cadáveres habían quedado cerca de las casas y estaban medio consumidos.Recorrió el poblado rápidamente. A la salida escuchó ruido de combate no muy lejos de allí, apretó el paso katana en mano en dirección a los sonidos.Atravesando las puertas abiertas con los cuerpos sin vida de los guardianes caidos en medio de charcos de su propia sangre vió en el patio de armas cómo uno de los defensores sostenía su arma con una mano, la otra inerte protegiendo una pequeña puerta. Sus atacantes eran tres, con lanzas y estaban jugando con el samurai herido. Vestían de forma desarrapada, con piezas sueltas de armadura, pero no eran poco hábiles en el manejo de sus armas. Una voz se escuchó desde una de las ventanas y tras mirarse entre ellos sonrieron y acabaron con aquel cruel juego, dándo muerte al samurai sin mayores contemplaciones. El cuerpo cayó pesadamente a un lado, pero aún en la muerte servía con su propósito original y obstaculizaba la entrada, así que aquellos bandidos se tuvieron que demorar un poco más hasta poder despejar la puerta. El tiempo necesario para que Gekutsu llegara hasta ellos. Se volvieron sorprendidos de verle allí, reaccionaron rápido pero en cuanto el primero de ellos tocó su arma ya estaba muerto y el segundo apenas tuvo tiempo de esgrimirla antes de acabar igual que su compañero. El tercero dió un salto atrás y esquivó la acometida lanzando una serie de ataques cortos y rápidos, pero un corte primero le dejó sin lanza y el siguiente le seccionó el cuello. Sin apenas mirar los cuerpos caidos de los bandidos se acercó hasta la puerta y tras una breve inspección y forcejeo la abrió. Restos del humo llegaban hasta allí dándole un toque a todo a quemado.El mobiliario allí todavía estaba intacto, pero se podía oir a las vigas crujir por el peso que estaban soportando de más, aquello no tardaría mucho en ceder. Era un sótano, un almacen de los muchos que allí habría. Lleno de sacos de comida y algunos aperos de cocina, botellas de sake y barriles con hojas de té.Había abundante polvo y algunas telarañas incluso, tras mirar un poco más la estancia descubrió una escalera y una puerta, había dos salidas allí. Tras elegir las escaleras subió los gastados escalones de madera hasta un panel correrizo, lo deslizó con un gesto y siguió avanzando a traves del tatami.Allí seguían los signos de lucha acontecida bastantes momentos atrás y sus resultados a la vista. Paneles rotos, trozos de papel flotando al viento, manchas de sangre y cuerpos rotos como muñecas abandonadas. Había algunos asaltantes entre los caídos, pero eran minoría. -Deben de haber atacado por sorpresa y en gran número, bien coordinados y con alguién desde dentro seguramente.es algo más que un trabajo de bandidos Con ese pensamiento tensando aún más su cuerpo y con sus sentidos muy alertas siguió avanzando y subiendo escaleras, siguendo el rastro principal de aquella cruenta lucha.Tras un buen rato y tener que rodear varios pasillos por las llamas o el humo llegó hasta lo que parecían los aposentos de los señores de aquél lugar. El número de guardias muertos allí era mucho mayor, a la par que también crecía el de los bandidos.Habían ofrecido una férrea defensa pero no suficiente al parecer. Sorteando los cuerpos avanzó hacia las diferentes habitaciones,hallando al señor del castillo rodeado de sus guardias y muchos bandidos abatidos por su propia mano antes de caer él mismo. Su esposa yacía junto a la mayoría de las doncellas en un conjunto de habitaciones aparte.Lo que allí vió le hizo hervir la sangre y apartó la vista de inmediato, semejante ultraje no podía quedar sin castigo.Siguiendo su recorrido continuaba escuchando el crepitar de las llamas y el crujir de la madera siendo consumida, no le restaba mucho tiempo. En los cuartos de los niños halló a todos torturados y ejecutados sin miramientos, pero en uno de ellos no encontró cuerpo alguno, a pesar de estar todo revuelto. -Así que eso era... Continuando su busqueda con más ahinco y empeño terminó volviendo sobre sus pasos hacia el sótano por el que había accedido.Se dirigió hacia la puerta y con muchos esfuerzos tuvo que terminar derribándola para poder acceder a un tunel toscamente excavado, con vigas de madera y algunos refuerzos en metal , angosto pasillo por el que tenía que ir encorvado y por tanto su marcha no muy rápida. Había signos de reciente paso y numeroso por allí.Tras un tiempo que no pudo escuchar en la semipenumbra que en ese lugar reinaba, fruto de pequeños farolillos dispuestos cada bastante trecho pudo al fin hallar el final de aquél tunel. Con una brillante luz encegadora, se escuchaba el alboroto de muchas voces buscando algo y discutiendo entre sí. Al salir de allí con cautela, vió una pequeña ladera de hierba corta que descendía suavemente hasta una pequeña pradera con un bosquecillo en medio, bastantes rocas de gran tamaño salpicaban el terreno de forma aleatoria. No muy lejos de allí un amplio campamento se desplegaba con hombres dispuestos en la vigilancia y otros recorriéndolo de forma indolente. Más lejos se distingían las formas de siluetas recortadas acercándose al bosquecillo. -El tiempo apremia

Ritual

Los rayos de Amateratsu brillaban con fuerza mientras estaba sentada en una de las ramas principales de mi árbol favorito. Había estado ejercitándome duramente, mi pecho subía y bajaba con rapidez. Aún no me había recuperado, una intensa carrera que disfrutaba en mi descanso. Necesitaba pensar, meditar, la mano me picaba mucho, pero lo ignoré, ignoraba todo, todo a mi alrededor. El momento crucial estaba cerca, por el que había invertido horas de duro esfuerzo, falta de sueño, protestas que quedaban atrás bajo la atenta y severa mirada de mi sensei. Mi madre siempre lejos, nunca presente, su ausencia era mi compañía. Ya ni siquiera mi hermana jugaba conmigo, apenas tenía tiempo, todo era entrenamiento, meditación, preparación. Y daba lo mejor que tenía dentro, luchando por mejorar, esforzarme y superarme. -“Un, dos, tres…Diez!...”-resonaba mi voz juvenil en mi mente. -“Otra vez!...”- Fue la respuesta inclemente de mi sensei. Unos pasos resonaban en la extensa llanura, haciendo resonar la hierba que se mecía, doblegándose a la voluntad caprichosa de los vientos que soplaban. Me giré y parpadeé, pues me sorprendió ver a mi hermana allí, altiva y severa, mirándome con dureza, parecía enfadada y de las veces que nunca la había visto. -“Baja ahora mismo, deja de comportarte como una niña” Me negué en redondo, agité mi cabeza y mis cabellos salieron disparados hacía un lado y otro. Eso le irritó más aún de lo que estaba, no entendía nada, se agachó y esgrimiendo una piedra como amenaza volvió a gritar. -“¡Baja he dicho!, soy la mayor y me tienes que obedecer”- ante mi negativa la piedra voló rauda surcando con presteza el espacio que nos separaba. Sentí el impacto en mi hombro, perdí el equilibrio y me fui deslizando hasta el suelo, sintiendo cómo caía flotando en el aire hasta que cerré los ojos inundados estos por una ráfaga de estrellas blancas. Me sentía muy mareada, el kimono se había estropeado. Sentí unas fuertes manos que me incorporaban, una dulce voz grave que me atendía. Abrí los ojos, era Akodo Itsu, un joven bushi de la guardia que me agradaba especialmente y hacía que se acelerase mi corazón en su presencia. Me ayudó a volver, mientras conversamos. -“No deberías ser tan traviesa, ya casi eres mayor, tú gempukku es dentro de dos días ¿verdad?” Asentí, observándole en silencio, con una pequeña sonrisa, y guardándome el dolor que sentía en el hombro. -“Ah.., bien. Serás una buena samuraiko, lo sé. Esta tarde salgo para la frontera, es nuestro turno de patrulla, venía a desearte suerte” Sentí pena de repente, todo lo que me ilusionaba se marchaba, no era amor lo que sentía, pero sí un apego profundo por aquél joven. Con el tiempo seguro que cambiaría a ese sentimiento. -“Tu hermana se me ha declarado, eso no es posible, por eso me mandan fuera. La he rechazado” -Así que era eso- Akodo Itsu pasaba bastante tiempo conmigo, dentro del que podía y sospechaba las razones del enfado y reacción de mi hermana, que al parecer se había marchado corriendo. Llegamos al castillo y me llevaron ante mi madre, que estaba furiosa, bajé la cabeza sumisa y aguanté la tormenta que se había desatado. No acusé a mi hermana y ni siquiera la mencioné. -Lealtad- Soporté con estoicismo el castigo impuesto, preparándome para mi gempukku, cuando volviese Akodo Itsu me vería radiante y haríamos guardias juntos, sería estupendo. La noche pasó y la víspera de mi gempukku lo pasé meditando, ultimando mis ejercicios y preparándome para las pruebas a las que me someterían. Llegó el tan ansiado día, estaba muy nerviosa, contenta al fin. Me había despertado temprano y empezado a prepararme enseguida, con mucho tiempo por delante. Me vestí para la ocasión, con ropas elegantes, formales, mi rebelde pelo bien sujeto. Mientras caminaba para encontrarme con mi sensei un mensajero llegó, escuché las noticias que traía. La patrulla había sido asaltada, casi todos habían muerto defendiendo a un gran general, me quedé helada, rompiéndome en pedazos. Tomé entonces la firme determinación de lograr pasar mi gempukku, no fallaría, no defraudaría su memoria. -Sacrificio- Había llegado mi turno, avanzaba por el tatami, observando los rostros que conocía en aquella sala. Mi hermana, con rostro severo pero los ojos acuosos, debía haberse enterado también. Mi madre firme e impasible me miró fijamente, me estiré con orgullo y algo de desafío, asintió satisfecha, pero no ví lo que necesitaba, una sonrisa. Mi sensei, estricta y grave, cuando apenas quedaba para pasarla, una leve, levísima sonrisa, mi corazón se inflamó, era lo último que necesitaba para ese día, ese momento. Me paré y cerré los ojos, saludé formalmente. -“Soy Imishisa, hija de Akodo Arami-sama, hija de Akodo Tsubeju-sama, hijo de Akodo Katsui-sama…fieles samurai, honrados en su día al poder servir a este noble Clan” El viento apenas se movía, nada se pronunciaba, mientras me movía ejecutando las katas, ya había pasado el resto de las pruebas, quedaba esta, al parecer la más importante. Mi katana se movía con rapidez, subía y bajaba, mis pies se deslizaban a la parque mi pecho subía y bajaba al ritmo de mis movimientos. Mis cabellos eran la estela de mi cuerpo siguiéndolo allá donde éste fuese. Ejecutaba cada movimiento sin pensar, mis pensamientos estaban con el recuerdo de vivos y fallecidos, sentía la gentíl mano de Itsu guiándome con su sonrisa, sentía la firme fuerza de mi sensei sujetándome. Un pajarillo apareció en la ventana, un trino, un único trino sonó y entonces me desplacé, moví los pies rápidamente, corriendo, estiré el brazo cuan largo era y como una estela de fuego mis cabellos, mi kimono susurrando, cogí impulso y salté, volé por unos instantes, girando en el aire. La kata era compleja, uní ambos brazos, sujetando la katana, uniendo cuerpo y mente en ese único golpe. Al aterrizar, en cuanto toqué el suelo el golpe estaba ejecutado, preciso, sin mover nada de mi cuerpo, una gota de sudor cayó, pesada como el plomo, cristalina y brillante como un rayo de sol, cayó en mi pie derecho. Había estado recogiendo las gotas que saltaban, nada manchaba el tatami, así como nada manchaba mi alma. -Honor- Fui aceptada, se me pidió un nombre, me erguí por completo, fuerte, enérgicamente alcé la voz para decir con orgullo lo que guardaba dentro de mí. -“Yo soy Akodo Iwame, hija de Akodo Arami-sama, que los Ancestros sean mis guías, que los Ancestros sean mis jueces, que los Ancestros sean la fuerza de mis brazos, que los Ancestros sean mi camino hasta el día que a ellos retorne, a ellos les debo lo que soy, a ellos les devolveré lo que es suyo, a ellos les sirvo a través de sus descendientes hasta mi muerte” -Juramento-

martes, 29 de mayo de 2007

Noches de Sueño

Las estrellas brillan en el firmamento
tus ojos estan cerrados mientras te observo.
Sonrisas vienen a mi rostro
al sentirme feliz estando tú cerca.
Velo de noche que son tus cabellos
estrellas brillantes que son tus ojos
amanecer de sonrisa que son tus labios
Cada despertar es un amanecer
cada noche un sueño eterno.

Senderos

Busca la guía, no ha llegado
la noche se ilumina, el cielo
oscurece todo a su alrededor
Sigue la senda, no te desvies
No está claro el camino
y es fácil perderse.
Eterna luz que no llega
en la noche que nos cubre
un camino que seguir
un sendero que no acaba
Y ¿cuando amanece?
La luz de un nuevo día
llega en el amanecer
de su sonrisa, esa sonrisa
que llena de luz cada mañana
al despertar a su lado.
Sigue la senda...